He querido esperar hasta ver algún capítulo más de esta segunda temporada para ver si mi sospecha cobraba forma. La respuesta es tristemente afirmativa. Aída se está sustentando en gags ingeniosos pero la calidad de sus argumentos se ha estancado. .. En estos momentos la serie se mantiene gracias a la inercia dada por unos personajes marginales cargados de mala leche que sonrojan a las desgracias con una salida ingeniosa... pero poco más. Dos temporadas parece que han bastado para que esta genial serie empiece a marchitarse. Quizá sea un exceso de pesimismo pero los argumentos cada vez flojean más y los capítulos sólo se sustentan en contestaciones llenas de veneno entre los distintos personajes. Ni la serie ni los personajes han evolucionado y este anquilosamiento será especialmente cruel cuando las replicas de los personajes pierdan gracia o se vuelvan predecibles como sucedió en Siete Vidas.
Sólo nos queda confiar en que un día a la genial Carmen Machi se le inflen los ovarios y les ponga las pilas a los guionistas.
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