Inesperadamente decepcionante es, resumiendo, el sabor de boca que me ha dejado este película. Esta anestisante historia es de las que te invita a un suspiro de agradecimiento cuando ves el fundido a negro que finiquita la cinta.
El film trata el proceso de recopilación de datos y posterior redacción del libro de Truman Capote, ''A sangre fría''. El escritor se nos presenta como un hijoputa de pelo oxigenado, repleto de cinismo cuyo afán es tener en la recamara una buena historia que le garantice ser el foco de atención en cada sarao donde reafirma su alcoholismo.
Desgraciadamente la estatuilla de la Academia es fácilmente excitable con las interpretaciones rococós. Los papeles excesivos (locos, alcohólicos, mutilados, enfermos terminales...) suelen tener a partes iguales dosis de demagogia y artificialidad. Tampoco están exentos de un halo legendario que suelen darle sus intérpretes que alardean de sus múltiples trucos para meterse en el papel. Lo cierto es que buena parte de estas recargadas actuaciones son engañabobos aupados por críticas de molde. Una vez más el caprichoso Oscar no ha sido capaz de ocultar su adicción por la injusticia al elegir las manos de Phillip Seymour Hoffman como destino. Una voz afeminada hasta lo grotesco (he visto la versión original), repertorio de gestos de locaza y un par de lagrimitas para dar fe de su sensibilidad le han bastado para ganarse el aplauso y algún que otro premio. La naturalidad y credibilidad son dos cualidades que la Academia no suele puntuar.
Con este panorama, considero todo un milagro que me haya entrado la curiosidad por leer ''A sangre fría''.
La última película de la selección que planteé en este post, es Rojos. Sin embargo la duración de la misma, 190 minutos, requiere de una circunstancia excepcional para poder visionarla. Por este motivo queda pospuesta y en breve publicaré la lista de las siguientes películas a comentar por si alguno se anima a la fiesta del desguace.
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