Con esta premisa, de los múltiples caminos sensacionalistas y chabacanos que pudiese tomar el programa, los pasos se han dirigido a un espacio repleto del agradable aroma que desprenden los sentimientos cuando transpiran naturalidad. Dos programas han llegado tanto para ganarse mi fidelidad como para borrar de un plumazo la imagen tópica del preso. Aceptando la inevitable distorsión de la realidad implícita al paso por el objetivo de la cámara, el acercamiento a los encarcelados, sus circunstancias y sus pensamientos tiene la dosis justa de credibilidad como para poner en compromiso esa "clara" línea que separa al delincuente del honrado ciudadano.
Programa más que interesante en cualquier época del año y que al haberlo situado en verano sólo ha servido para dejar en evidencia al resto de la parrilla.
10 Levels of Jazz Guitar
Hace 5 años
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