Si el punto de partida de A chance to cut is a chance to cure (2001) era el mundo de las operaciones quirúrgicas, del sampleo de liposucciones (un mundo cercano al que David Cronenberg imaginó en su Inseparables), el motivo inicial de The rose has teeth in the mouth of the beast (Matador records, 2006) es el de realizar diez retratos de algunas de las figuras homosexuales más relevantes de la cultura del siglo XX.
Tras su trabajo para Björk en su Vespertine (2000), y su acceso electro-gay-punk en el proyecto que lleva Drew Daniel en solitario, The soft pink truth; el dúo de San Francisco Matmos viene a confirmar las posibilidades que en sus manos tiene la música concreta, ya evidenciadas en sus anteriores trabajos.
Si el punto de partida de A chance to cut is a chance to cure (2001) era el mundo de las operaciones quirúrgicas, del sampleo de liposucciones (un mundo cercano al que David Cronenberg imaginó en su Inseparables), el motivo inicial de The rose has teeth in the mouth of the beast (Matador records, 2006) es el de realizar diez retratos de algunas de las figuras homosexuales más relevantes de la cultura del siglo XX.
El mérito del dúo reside en que no se conforma con realizar una proyección de la figura retratada, sino que con la ayuda del sample, realiza una identificación musical que, en algunos casos, roza la extrema fidelidad con el autor homenajeado. Así, para trazar el dibujo de Ludwig Wittgenstein, utilizan el sample de una máquina de escribir, mientras la voz de Björk (toda una delicatessen) va leyendo aforismos de sus Investigaciones filosóficas; Un caso aparte es el de Valerie "Yo disparé a Andy Warhol" Solanas, la cual ve mezclado en su discurso ultra-feminista, el uso de cuchillos y demás armas blancas como herramienta sonora (y, de paso, como arma castradora del sexo masculino) con el sample del tracto de una vaca, mientras la pareja Daniel / Schmitt intenta crear una base rítmica con ello.
A través de los diferentes tracks, el dúo describe los diversos pasajes, redimensionando en algunos casos el itinerario vital de cada figura. Particularmente interesante es el track dedicado a William S. Burroughs, uno de los estandartes de la generación beat que ve cómo en su retrato se mezcla el ambiente de la ragtime, de sonoridad a medio caballo con lo jazzy, música adecuada para el entorno cultural de los beatniks, con un doloroso pasaje de su vida, aquel en el que intentando emular a Guillermo Tell acabó con la vida de su mujer de un certero disparo en la cabeza; la larga pista finaliza con un recuerdo de su paso por Tánger, lugar donde escribió su obra más reconocida El almuerzo desnudo y que Matmos ejemplifica recurriendo a un sonido de reminiscencias arábigas.
El paso a través de las diferentes figuras personificadas musicalmente es de lo más complejo, pues si bien el dúo presenta alguna escapada bailable, especialmente en lo referido a las figuras del DJ Larry Levan (con ese acceso funky a mitad pista) y el productor musical Joe Meek (al cual tributan un homenaje con una fusión de lo concreto y un aire de familia de la música surf); también optan por la abstracción y lo sórdido al retratar tanto al director de cine gay James Bidgood (al cual homenajean empleando el sampleo de semen), como al editor de revistas porno Boyd MacDonald (que retratan empleando el recorte de hojas como sample), finalizando el viaje en uno ejercicio de vintage musical al retratar la figura del rey Luis II de Baviera con la ayuda de la voz de la soprano y artista experimental Maja Ratkje.
La apuesta de Matmos es bastante arriesgada pues corre el riesgo de caer en la pedantería musical y alejar al oyente de las figuras homenajeadas, pero gracias a sus inteligentes requiebros y malabarismos musicales convierten un disco de música concreta en una experiencia de escucha casi obligada.
Aquí podréis oír el primer track de su último disco www.matadorrecords.com/matmos/music.html
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